Opinión de experto
Jörn Teipel, director técnico de Arquitectura de Outokumpu, comparte su visión sobre lo que los arquitectos deben tener en cuenta al trabajar con acero inoxidable sostenible como material para fachadas.
Normalmente, la primera impresión de un edificio, y la que perdura, depende de la fachada. Al especificar una fachada, para los arquitectos es esencial que los materiales sean atractivos y sostenibles. Los objetivos de sostenibilidad también exigen minimizar la huella de carbono y usar materiales con una larga vida útil y un mantenimiento sencillo.
El acero inoxidable cumple todos estos requisitos. Se trata de un material de gran valor y alto desempeño que normalmente se usa en proyectos de prestigio.
Cuando se trabaja con acero inoxidable, es importante entender cómo especificarlo en tres áreas. El acabado de la superficie ofrece opciones para definir la estética. La calidad del material está relacionada con la resistencia a la corrosión y, por lo tanto, con la frecuencia de mantenimiento, la durabilidad y la vida útil de la fachada. Por último, las propiedades mecánicas son importantes para facilitar la fabricación y soportar la carga del viento.
Estética, durabilidad y fabricación
Gracias a la resistencia a la corrosión inherente al acero inoxidable, en arquitectura este material se puede usar en desnudo y sin recubrir, con un acabado de fábrica que dura décadas, lo que confiere a los edificios una calidad atemporal.
También se puede elegir un acabado texturizado en relieve para difuminar la luz o un acabado pulido, cepillado o granallado para definir el nivel de rugosidad. De esta elección dependerán el reflejo de la luz en la superficie y la interacción estética de los elementos de la fachada con otros materiales.
Hay muchas calidades de acero inoxidable disponibles. Para elegir la más adecuada en cada caso, los arquitectos deben usar como guía la norma ISO 9223, que define la clase de corrosividad del entorno con una serie de valores que van desde C1 (corrosividad muy baja) hasta CX (extrema).
En general, en ciudades como Nueva York, Londres, Abu Dabi, Dubái y Shenzhen (China), la corrosividad va de C3 a C5 según la proximidad a la orilla del mar, el nivel de contaminación y la presencia de sales descongelantes.
Nuestro producto más usado para fachadas arquitectónicas es Supra 316L/4404. Se puede encontrar en todo el mundo. Además de ofrecer resistencia a la corrosión, también tiene buenas propiedades mecánicas, por lo que permite a los fabricantes moldear y soldar fácilmente piezas de fachada como paneles y aletas.
También hay ejemplos de edificios en los que hemos suministrado otras calidades que incluyen mayores cantidades de componentes de aleación, como níquel, cromo y molibdeno. En general, existe una calidad de acero inoxidable adecuada para ofrecer resistencia a la corrosión en todo tipo de entornos arquitectónicos.
Un dato práctico que es importante saber antes de definir el tamaño de los paneles es que la mayoría de los acabados están disponibles en bobina de hasta 1.500 mm de ancho (59,1 pulgadas). Cuando el acabado de la superficie se procesa aún más (por ejemplo, con un pulido de espejo o un pulido por vibración), Outokumpu puede suministrar material base de hasta 2.000 mm de ancho.
Cuando los fabricantes producen elementos de fachada por encargo de arquitectos, suelen pedir acero inoxidable en forma de lámina de entre 1,5 y 2,0 mm de grosor (0,06–0,08 pulgadas) o de tan solo 0,3 mm (0,012 pulgadas). Además, pueden añadir componentes de refuerzo a los paneles para garantizar que tengan la resistencia mecánica necesaria para soportar la carga del viento e impactos mecánicos.
La influencia del control de calidad
Aunque diste de dar un aspecto de edificio acabado, la producción de acero inoxidable puede influir notablemente en la estética de una fachada, especialmente en edificios grandes con numerosos elementos planos. Esto se debe a que cualquier variación de color, acabado o planicidad entre paneles llamará la atención.
Por ejemplo, el uso de paneles desiguales podría crear un aspecto de tablero de ajedrez que es difícil de rectificar, que además es un proceso costoso y lento, y esto podría resultar en penalizaciones contractuales.
Para conseguir un acabado de la máxima calidad en una fachada, es esencial especificar minuciosamente el material que se va a usar. Los expertos de nuestra planta de acero son conscientes de ello, por lo que supervisan cuidadosamente el control de calidad de grandes lotes. Esto supone todo un reto, ya que las variables del entorno de producción de acero nunca son totalmente constantes a lo largo de la producción de lotes. Por ejemplo, los rodillos de patrones se desgastan con el uso y hay que repasarlos con regularidad.
Los técnicos más experimentados se encargan de supervisar la producción para mantener ese aspecto uniforme dentro de límites estrictos, incluso tras lotes de acero de cientos de toneladas y varios lotes de producción.
Para ello, los expertos de nuestras instalaciones de laminado en frío de Dillenburg, Alemania, establecen los parámetros óptimos de laminación, recocido y acabado. Y como la planicidad es tan importante como el color para el tono final, utilizan una máquina niveladora de tensión para estirar la bobina y conseguir un material plano uniforme.
Sostenibilidad y longevidad
El acero inoxidable también tiene ventajas en términos de sostenibilidad. Es posible abastecerse cuidadosamente de este material para minimizar la huella de carbono. El acero inoxidable de Outokumpu parte de más de un 90% de chatarra reciclada, lo que supone la huella de carbono más baja del sector. Esto nos convierte en el líder mundial de producción sostenible de acero inoxidable.
De media, Outokumpu produce acero con una huella de carbono de 1,8 toneladas de CO2 por tonelada de acero inoxidable en bruto, una cifra significativamente mejor que la media europea de 2,8 toneladas de CO2 por tonelada. Esto por sí solo ya ayuda a los arquitectos a reducir la huella de sus edificios. Para llegar a esta cifra, hemos basado nuestra producción en hornos de arco eléctrico alimentados con energía nórdica con cero emisiones de carbono y hemos usado más de un 90% de chatarra reciclada como base para nuestro material.
Además, en noviembre de 2022, dimos un paso más, ya que empezamos a proporcionar a los compradores la huella de carbono específica del producto que estaban adquiriendo. Esto beneficia a nuestros clientes, ya que pueden usar estos datos para mejorar la precisión al calcular sus propias emisiones.
Este dato viene incluido en el certificado de entrega que compran con el acero y se basa en una valor medio variable que calculamos utilizando una metodología verificada por la consultora de ingeniería WSP. Este valor tiene en cuenta todas las emisiones de alcance 1-3 según la norma ISO 14040 de evaluación del ciclo de vida.
Así, mientras que nuestras declaraciones medioambientales de producto incluyen nuestra huella de carbono media, este nuevo enfoque específico de producto proporciona a nuestros clientes datos precisos de los productos que compran. Para el cálculo se tienen en cuenta los elementos de aleación de la calidad del acero inoxidable, además de las emisiones necesarias para suministrar la energía utilizada en las fases de producción, desde la fusión del acero hasta el laminado y el acabado.
Grade Supra 316L, un acero popular para fachadas, tiene un contenido relativamente bajo de elementos de aleación. Además, su composición química combina muy bien con chatrra, de modo que el contenido de chatarra en la masa fundida puede fijarse en valores muy altos. Como resultado, su huella de carbono es inferior a nuestra media, un factor importante para ayudar a los arquitectos a reducir la huella de sus proyectos.
Con vistas al futuro, Outokumpu está moldeando el sector con Circle Green, un nuevo acero inoxidable que minimiza las emisiones. Esta línea de productos tiene la intensidad de emisiones más baja de todo el mundo, con una huella de carbono un 92 % menor que la media mundial y un 64 % menor que la producción normal de Outokumpu.
Además, constituye una respuesta directa a la necesidad global de productos más duraderos y sostenibles que contribuyan a construir un futuro más verde.
Otro aspecto importante de la sostenibilidad es la durabilidad y la vida útil que se pueden conseguir con el acero inoxidable. Si una fachada perdura durante décadas, minimiza el uso global de recursos de la Tierra. Y esto la hace más sostenible que otros productos y materiales con una vida útil más breve. Por ejemplo, el edificio Chrysler de Nueva York ha conservado el mismo aspecto durante casi 100 años.
Un diseño inteligente también puede multiplicar la sostenibilidad. Por ejemplo, el uso de elementos de acero inoxidable para crear sombras y minimizar la ganancia solar permite reducir el consumo de energía de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC). Además, el acero inoxidable puede reciclarse completamente al final de su vida útil sin que pierda calidad, de manera que se cierra el círculo, ya que una fachada puede acabar convertida en otra fachada, en un electrodoméstico o en un puente.
En general, el acero inoxidable es un material que ofrece una solución para muchos de los retos a los que se enfrenta el arquitecto. No solo permite controlar la estética de un edificio a largo plazo, sino que también es una declaración de sostenibilidad.
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